La historia crea grandes leyendas, todo aquello que fue seguirá siendo si se cuentan sus aventuras, y de aquellos que sucumbieron en el olvido, no se sabrá jamás de su paradero o de su final feliz.
Lo cierto es que a lo largo del tiempo, hemos visto cómo los seres humanos se han dedicado a buscar formas cada vez más creativas para contar todo aquello que, ante los ojos de alguien, merece alzarse en la supremacía de las canciones que fueron cantadas, los libros que fueron leídos y los carretes que proyectaron historias.
Las narrativas audiovisuales con el tiempo asumieron un papel fundamental para la construcción social, son una expresión artística multidimensional que va más allá de la cultura transicional o de las tendencias. También, comprenden las ancestralidades y peculiaridades de los territorios y las personas que los conforman. Solo así logran convertir un suceso sencillo en un argumento narrativo.
El cine más allá de la cultura pop
Uno de los atributos más relevantes del cine, es que como concepto de comunicación ofrece la posibilidad de contar historias a partir de encuentros interculturales, o bien, mostrar elementos de grupos socialmente constituidos diferentes a la de los receptores. Estas revelaciones generan en el camino debates sobre temas coyunturales como el racismo, la xenofobia y algunas otras cuestiones respecto a la identidad cultural de lo que comúnmente se reconocen como minorías étnicas. Sin embargo, mucho más allá de estos conflictos la herramienta audiovisual permite reinventar paradigmas de forma espontánea y orgánica, aunque en ocasiones sea reconocido como un factor externo.
Con la evolución de la tecnología y la facilidad para acceder al recurso, la industria cinematográfica se ha constituido como medio de búsqueda de la identidad, ya sea individual o colectiva. Es por esto que en muchas ocasiones es utilizado como un vehículo para interiorizar entre el colectivo una idea de comportamiento. Se puede interpretar como una forma de comunicación mucho más efectiva y con mensajes menos explícitos, pero con matices mucho más inducidos.
Esto sugiere que si nos enfocamos en ir más allá de la información y convertir las historias en vehículos transformadores de cultura, es posible lograr establecer diálogos alrededor de los significados que hacen posible el mundo contemporáneo y de esta forma producir una auténtica comunicación
Cuando ésta se da, hay un mejor ejercicio de interacción entre los creadores y el público, y es posible un mejor acercamiento a la obra.
La producción audiovisual es, en conclusión, una oportunidad que llega a nosotros como herramienta. Los hermanos Lumier. Almodovar, Chaplin, Wharhool, Tarantino, Spielberg y Allen, tienen una apuesta común: convertir lo básico en grandes historias, más allá de la industria.
Lo que en su mente vuela se convierte en narrativas ante los ojos de los espectadores, una buena forma de conectar con ellos y la convicción que los convirtió en leyendas.
Artículo escrito por: Majo Pineda, comunicadora social de profesión y creativa de corazón. Simpatiza con las buenas causas, las buenas personas y las buenas conversaciones. En Good es la encargada de pulir las alas de nuestras ideas para volar más alto; su especialidad, el marketing digital y las osadías de la comunicación para el cambio social.